Discursos -géneros

En toda comunicación humana los seres humanos utilizamos enunciados para comunicarnos, estos pueden estar formados por una parte verbal y una extra verbal. Lo extra verbal -hoy podemos decir paraverbal y contextual- se apoya fundamentalmente en lo sobreentendido, que tiene como soporte la situación y la entonación, que asegura la comprensión de la situación enunciativa en los participantes.

El aspecto verbal tiene en cuenta sobre todo, el objeto o tema que orienta el mensaje y el interlocutor o auditorio social; ambos factores determinan la selección y organización de las palabras y su permanente entramado de diálogo y espera de respuesta. Todo esto es lo que hace que el enunciado tenga una particular carga semántica e ideológica y también por ello que ciertos enunciados se conviertan en únicos e irrepetibles en cuanto unidad comunicativa y de intercambio de evaluación social.

Un gran teórico, Bajtín, distingue en un enunciado el contenido temático u objeto del enunciado que rige a los otros aspectos, la organización estructural y los recursos léxicos y gramatológicos de la lengua. Es posible hallar así "tipos relativamente estables de enunciados" elaborados en cada esfera del uso de la lengua con valor funcional. Ellos son los géneros discursivos que crecen, se expanden o se modifican en cada esfera de la praxis social y que el hablante aprende junto con los hábitos y conductas sociales:

Estos géneros discursivos no son dados casi como se nos da la lengua materna, que dominamos libremente antes del estudio teórico de la gramática. Si no existieran los géneros discursivos y no los domináramos, si tuviéramos que irlos creando cada vez dentro del proceso discursivo, libremente y por primera vez cada enunciado, la comunicación discursiva hubiera sido casi imposible (Bajtin, 1982:248)

Dentro de los géneros discursivos distingue los primarios o simples que han sido estudiados por los conductistas y los secundarios o complejos, que han sido estudiado especialmente por la retórica. Estos, aunque mantienen con los primarios una naturaleza común, la realidad interactiva del hecho lingüístico (relación enunciador - receptor en una situación concreta) deja de ser un suceso de la vida real para hacer una situación convencionalizada y construida, es decir representada. 

Los géneros secundarios -a saber, novelas, dramas, investigaciones científicas de toda clase, cuentos, noticias, entre otros- surgen en condiciones de la comunicación cultural más compleja, desarrollada y organizada y principalmente escrita.

La actividad académica propia de las escuelas es un ámbito en el que se desarrollan prácticas discursivas específicas, relacionadas con la producción de conocimientos y su enseñanza. Por eso los textos que circulan en este ámbito pertenecen tanto al discurso académico como al discurso didáctico. Podemos citar algunos ejemplos típicos los siguientes géneros discursivos: informe, ensayo, monografía, exposición didáctica oral, consigna, pregunta y respuesta de parcial, resumen. 

Resumiendo, cada ámbito o esfera en la que se articulan relaciones sociales en una determinada sociedad -ámbitos laborales, familia, medio de comunicación, escuela, etc- presenta características distintivas tanto en las formas de la comunicación, en general, como en los rasgos que adoptan los discursos asociados a estas esferas instancias o ámbitos específicos. Los textos adquieren, entonces, rasgos estilísticos comunes (vocabulario, expresiones, modo de formulación, enunciados frecuentes) ciertos formatos y recurrencias temáticas en relación con cuál y cómo sea su ámbito o esfera de la comunicación. Los textos periodísticos, por ejemplo, tendrán características diferentes de aquellos que circulan el aparato escolar. Estos últimos a su vez tendrán diferencias significativas si se los compara con las producciones escritas vinculadas con la educación superior. Estas diferencias, observables en las formas lingüísticas, en los modos de construcción textual, en los temas en el estilo global -tipo de adjetivos utilizados, presencia o ausencia de la primera persona, formas específicas de las frases, tipo de vocabulario, entre otros aspectos- responden en gran medida las características sociales e históricas de las instituciones e instancias en cuyo seno se producen los textos. Cuando se pueden identificar los rasgos en común de un conjunto de textos que responden a un mismo ámbito de la comunicación se ha podido delimitar un género discursivo.

Los géneros discursivos son, pues, tipos relativamente estables denunciados, que en virtud de la esfera de la sociedad en la que se producen y circulan presentan regularidades estilísticas, estructurales y temáticas. Todo género discursivo tiene por consiguiente una terminado grado de estabilidad, aunque este grado varía de acuerdo a la esfera o el ámbito de la comunicación. En este sentido, los géneros literarios presentan quizás un grado menor de homogeneidad que por ejemplo los géneros asociados a la instituciones legislativas. Es importante señalar que las transformaciones históricas que se van dando en las sociedades y en sus ámbitos de comunicación conlleva a su vez cambio en los géneros discursivos.

Finalmente, es importante realizar una distinción que resulta productiva a la hora de incorporar estas nuevas prácticas de lectura y escritura, que es la distinción entre discurso académico y géneros académicos. Cuando hablamos de discurso académico nos referimos al conjunto de regularidades que tienen en común todos los géneros académicos, esto es, a las constantes estilísticas, enunciativas, discursiva en general. Es decir, su ámbito de uso. Por otra parte, podemos identificar una diversidad de géneros académicos que se distinguen entre sí por sus formatos y por algunos aspectos estilísticos, - tales como el examen presencial, la monografía, nota de enciclopedia, artículo especializado, consignas, ensayo, el apunte, entre otros. Todos ellos presentan por consiguiente una matriz de rasgos en común, pero cada uno de ellos tiene sus características propias a la que estudiantes deberá atender.

El término "discurso" tiene muchas acepciones, de una palabra de uso corriente en una definición única tampoco entre las ciencias del lenguaje, ni siquiera es la que se denomina "análisis del discurso". Desde la perspectiva que aquí se asume el discurso se entiende de la siguiente forma:

La articulación de un texto y un lugar social, es decir su objeto no es ni la organización textual ni la situación de comunicación, sino aquello que los anuda a través de un modo de enunciación. Pensar los lugares independientemente de las palabras que ellos autorizan a pensar las palabras independientemente de los lugares de los que forman parte sería permanecer fuera de las exigencias en las que se basa el análisis del discurso. La noción de lugar social no debe, sin embargo, ser considerada de manera sociológica. Puede tratarse de un posicionamiento en un campo discursivo (Maingueneau, 1999:65)



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